Dios es bueno sin importar nuestras circunstancias. Dios es generoso y en la medida que recordemos y le contemos a otros las cosas que El ha hecho, El puede y esta deseoso de volverlas a hacer.
Somos nuevas creaciones, no simplemente “pecadores salvados por gracia”, sino que somos santos que han recibido la Justificación de Dios. Somos adoptados como realeza en la familia de Dios.
Dios ama de una forma exuberante a su creación “perdida” y le extiende su gracia, empoderando a los creyentes a amarlo a El y a los demás a un estándar mas alto que el de la ley. El amor del Padre nos aparta de enfocarnos en el pecado o de escondernos avergonzados si fallamos.
Nuestro primer ministerio es para Dios. Como estilo de vida nos enfocamos en El cuando ministramos e intentamos decir lo que Dios esta diciendo y hacer lo que El esta haciendo.
Somos adoptados en la familia de Dios, así que intencionalmente creamos familia y comunidad a donde quiera que vamos. Pensamos como miembros saludables de una familia cuando hacemos lo que es mejor para todo el entorno y nos sometemos unos a otros sin ser egoístas.
Encontramos a Dios en la Palabra, y de esa manera se desata fe en nuestras vidas. En la medida que estudiamos las Escrituras recibimos poder para saber quien es Dios y quienes somos nosotros y como quiere Dios que vivamos.
Jesús dijo que Sus ovejas reconocerían Su voz y que el Espíritu Santo nos enseñaría todas las cosas. Es natural que Dios se comunique con Su familia y es importante que nosotros escuchemos, veamos y aprendamos Su lenguaje y sus maneras de comunicar.
Jesús prometió que sus señales seguirían a los creyentes y que ellos harían cosas mayores que las que El hizo. Nada es imposible con Dios así que ninguna persona o situación esta mas allá de la habilidad de Dios para otorgar restauración total.
Todo creyente esta en un ministerio de tiempo completo porque Dios esta haciendo que Su Reino avance, no esta solamente construyendo Su Iglesia. Nuestro trabajo (ya sea poco o mucho, dentro o fuera de la iglesia) es valioso para Dios.
Cristo murió para liberarnos de la ley del pecado y de la muerte, del temor y la vergüenza. La libertad es muy personal pero no esta centrada en uno mismo. Se nos ha dado libertad para servir a otros en amor.
El honor reconoce y afirma cuan valiosos y poderosos son otras personas porque ellos han sido hechos a la imagen de Dios y El murió para restaurar Su relación con ellos.
Creemos que la Iglesia cumplirá exitosamente la gran comisión de hacer discípulos a todas las naciones, lo que significa que las naciones serán transformadas.